LA INOCENCIA DE UN NIÑO. Por Juan Medrano.
Se puede decir que le he cogido gusto a esto de escribir, me gusta el futbol pero sobre todo lo que mueve este deporte que desde niño me ha absorbido y me ha hecho disfrutar de algunos momentos inolvidables. Al acabar el partido salí pensando sobre que plasmar en estas pocas líneas, se me ocurrió comentar algo sobre la igualdad o similitud entre Juande y Marcelino con la eliminación copera y sus primeras vueltas o las diferencias entre el técnico asturiano y los de la casa Manolo Jimenéz y Antonio Alvárez, otro tema interesante era opinar sobre la baja forma de Álvaro Negredo y su cambio en el descanso o la vuelta al Sánchez Pizjuán en liga del hijo prodigo. Después de dar alguna vuelta a mis pensamientos decidí que todos serían tratados en algún medio por profesionales que lo desarrollarían mejor y con más fundamentos. Al final cambié de idea para exponer algo que prácticamente pasaría desapercibido para los periodistas y no tendría eco en ningún lugar porque para muchos este aspecto no interesa y tal vez algunos no lo hayan sentido en la vida.
Ayer en los alrededores del estadio comprobé una imagen inédita esta temporada aunque hace años era muy familiar y no es otra que ver la cantidad de aficionados que iban acompañado por pequeños esos que siempre esbozan una sonrisa en la boca y piensan al contrario que los mayores que presenciarán el partido de su vida donde su equipo ganará de forma abultada puesto que lo único que les importa es lo deportivo, fue tarde de bufandas nuevas y de sueños cumplidos al visitar un campo de verdad como yo le dije a mi padre la primera vez que subí sus escaleras y contemple desde aquellas gradas la majestuosidad de un estadio que aun hoy me siguen temblando las piernas cuando domingo tras domingo accedo a mi asiento de tribuna alta de fondo.
Fue día de colocarse la equipación oficial del equipo que han traído los Reyes Magos para llenar el césped de colorido, de ilusión, de regocijo, de satisfacción y de sueños que algún día se cumplan siendo ellos los que salten al terreno de juego y se hagan la foto con los niños del mañana. Este año hasta la foto del equipo titular tiene la falta del crio que partido tras partido saludaba desde el campo como si fuera un componente más del once inicial me refiero a Renatinho. Ahora es distinto que en nuestra época porque la camiseta cambia cada año lleva el nombre de cada jugador quedando antigua o bien teniendo que lucir la leyenda de alguien que marchó, de niño me compré una con el once de Bertoni pero cuando emigró no tuve esa contrariedad porque al año siguiente era de Santi.
El joven deseará con ansia que sea lunes para contar en el colegio su día de futbol donde solo existirán cosas positivas, se sentirá importante comprobando que todos sus amigos estarán atento a lo que cuenta y se considerará un pequeño héroe porque ha vivido una tarde de futbol en el mejor lugar posible el Ramón Sánchez Pizjuán una fábrica de sueños donde los niños se sienten unos privilegiados.
Se ha dado la circunstancia que en la temporada 1978-1979 frente al Español fue mi bautismo como sevillista y ayer con el mismo rival le toco a mi sobrino Daniel que junto a sus tíos vivió uno de los días más felices de su vida porque el cómo nosotros todas las tardes juega su partido de futbol donde siempre gana el Sevilla, siente unos colores que ha mamado desde que nació pero lo más importante es que sigue teniendo la inocencia de un niño, solo sabe de futbol, llora cuando pierde pero se emociona cuando gana y a diferencia de nosotros ha conocido ya a su corta edad un Sevilla CAMPEÓN.
Juan Medrano.