Esta mañana, en el telediario de TVE, la que pagamos todos, abrieron la sección de deportes con un partido intrascendente que enfrentará mañana a Real Madrid y Ajax en el Bernabéu. Intrascendente porque el Madrid ya está clasificado, pero que ellos convirtieron en interesante porque en el último partido de los de Mourinho, Cristiano volvió a celebrar un gol con algo de alegría. Y quieren usar ese partido como prueba de que el portugués está otra vez contento.
Luego dijeron algo sobre el récord del Barcelona (que no se habría producido sin el robo en el Sánchez Pizjuán, entre otras cosas), y ya después mencionaron que ayer se jugaron otros partidos que enfrentaron a algunos de los sparrings de los dos grandes. Por citarlos, supongo, que no se diga. Mientras, hoy, lunes, laborable, a las nueve y media de la noche, el Sevilla jugará su partido contra el Valladolid. Partido que acabará cerca de la hora de las brujas y que pasará totalmente desapercibido. Mucha gente, niños sobre todo, no podrá ir. Unos porque tienen que trabajar y otros porque, como no trabajan, no se pueden permitir ese lujo. Seguramente pensando en algunos de estos últimos, el club ha puesto a la venta entradas a un precio bastante asequible. No está mal como medida para que haya algo de ambiente en las gradas, pero conviene recordar que el Sevilla (y resto de clubes también) tienen bastante culpa de esto que está ocurriendo. Puede que no les quede más remedio, pero tienen bastante culpa. Es cierto que, dentro de ese resto de clubes, el Sevilla es de los más dignos, por decirlo de alguna manera, por ser quien lidera esa lucha por un reparto justo de los derechos televisivos. Porque está claro que el quid de la cuestión está en los derechos televisivos. Estos horarios demenciales que están destrozando la afición al fútbol (y con ello la liga española) se imponen para que las televisiones puedan retransmitir todos los encuentros sin que ninguno pise a otro. Y, claro, han de cuadrar dichos horarios con la normativa que dice que los equipos que compiten en Europa necesitan ciertas horas de descanso y también con el imperativo comercial de poner a los grandes en hora punta. Todo es un negocio, todo depende del dinero. Las operadoras necesitan recaudar para poder mantener los contratos televisivos. Y los clubes hocican porque esos contratos televisivos son la base de sus presupuestos. Y mucho más ahora que la cosa está tan cortita. Por tanto, el Sevilla, que este año no compite en Europa, pero cuyo caché sigue siendo importante, es carne de partidos en viernes y lunes, los días en los que el único operador que emite en abierto retransmite partidos. Y como no se puede rebelar ante eso porque depende económicamente de esos operadores, pues a joderse tocan. El problema, no obstante, es que esto no tiene visos de cambiar, sino todo lo contrario. Con la inmensa mayoría de los clubes ahogados económicamente, ¿en qué cabeza cabe rebelarse ante esto, con el riesgo consiguiente de que los dineros a repartir por televisión mengüen? Si es la base de esos ya de por sí pírricos presupuestos. Pues eso, que para que esos pírricos presupuestos se puedan mantener, hemos de aguantarnos con un reportaje sobre la vehemencia con que Cristiano celebra sus goles. Y a los demás, que nos den. Que nos den porque nos tienen comprados (cogidos por los huevos se dice en mi pueblo, pero es que allí somos muy brutos). No hay forma de cambiar el estatus porque eso puede ser sinónimo de desaparición para muchos clubes. Ni más ni menos. Por tanto, es difícil conseguir adeptos para ese objetivo y supongo que ese es el motivo por el que el asunto apenas avanza. Lo que pasa es que, entre tanto, la liga está muriendo. Los estadios están vacíos, los clubes son cada vez más pobres, jugadores que en otras épocas se quedaban aquí, en equipos de la zona alta, ahora se van al extranjero (Cazorla, Borja Valero…). Y todo esto será sinónimo de desaparición de los mismos clubes de los que hablaba antes. No ahora, pero sí en no mucho tiempo. A no ser que se haga algo. Pero la liga en su conjunto proporciona dinero gracias a los dos grandes. Y en vez de convertir en más rentables a los medianos por el bien de dicho conjunto (como hacen en Inglaterra), se están exprimiendo a los poderosos hasta cosas tan absurdas como la noticia de esta mañana. La diferencia se está agrandando cada vez más y la cosa tiene cada vez peor pinta. Eso sí, siguen habiendo muchos que se convencen a sí mismos de que tenemos la mejor liga del mundo porque los tres finalistas del Balón de Oro juegan en España. Y yo no puedo evitar pensar que eso es simple y llanamente un timo. El timo del Balón de Oro, aunque creo que hay cada vez más gente que no se deja embaucar.