El Sevilla FC no pudo pasar del empate en Mallorca en un encuentro donde solo fue superior en varios minutos de la segunda mitad. Defensivamente estuvo más sólido y mostró variantes ofensivas, pero sigue siendo insuficiente para ganar partidos. La afición sevillista comienza a impacientarse y ya teme por un nuevo año de sufrimiento. Hay que acudir al mercado.
No termina de arrancar el Sevilla pese a que sea un cúmulo de buenas sensaciones que siempre se queda en insuficiente. Ha merecido más en los tres encuentros disputados, pero solo ha obtenido dos puntos y la grada sevillista comienza a fruncir el ceño. Se teme otro año de sufrimiento, si bien las sensaciones de equipo que debe crecer son latentes.
El problema es que adaptarse a una nueva realidad donde se tiene que ver con buenos ojos un punto en Mallorca no está siendo bien recibida en la parroquia hispalense. Porque este nuevo Sevilla ha bajado dos o tres escalones y su lucha ahora es otra. Si se ve con esos ojos, se puede ser positivo con un año en nervión tranquilo, sin pasar excesivos apuros. Pero si se piensa en Europa, es difícil abandonar el pesimismo que rodea al club.
Porque el Sevilla que se vio en Mallorca fue un Sevilla muy alejado de su mejor versión. Ya no parece ser mejor que nadie antes de jugar, por lo que debe pelear cada minuto por imponerse a cualquier rival. Bajo ese contexto se ve un equipo que compite y sabe sufrir. Quizá adaptarse a una realidad donde un Mallorca te domina es lo que sigue chocando a algunos.
Solo en la segunda mitad se vio un equipo superior al local, con buena disposición táctica y con la idea de atacar al rival por los costados. Sow e Isaac tuvieron las mas claras, pero no se le puede pedir de momento a este equipo que sea certero. La expulsión de Saúl obligó a olvidarse de la victoria y defender un resultado que casi se escapa.
Queda aún mucho por delante para analizar este proyecto sevillista, pero no parece que los brotes verdes sean suficientes en la afición. Una afición quemada, hastiada de sus dirigentes y donde reina el pesimismo. Pimienta deberá construir un equipo competitivo con piezas irregulares y una plantilla aún por calar. No será nada sencillo.
